Alateen nos demuestra cómo encaminar nuestras vidas.
Admitimos que somos incapaces ante la manera de beber compulsiva de otra persona y reconocemos que no podemos controlar la vida de los demás. No somos responsables del comportamiento del alcohólico. Nosotros no fuimos los causantes de su problema con la bebida ni tampoco podemos pretender curarlo.
Al principio tendemos a culpar al alcohólico por todo lo mal que sucede en la familia pero en Alateen aprendemos que esto no es siempre justo. Si nos preocupamos por los problemas familiares, tratamos de controlar las acciones del alcohólico y asumimos las responsabilidades del alcohólico, nuestra vida se torna ingobernable. Estamos trastornados, nerviosos y no podemos cumplir con nuestras propias obligaciones.
Alateen esperanza para los hijos de los alcohólicos. Pág. 12